Cuando nos
despertamos el segundo día de estancia en el hotel, desayunamos y
nos subimos en el autobús para ir al museo EUREKA.
Pensé que
sería un día cualquiera, pero cuando el monitor dijo que si podían
salir dos voluntarios, yo sin pensármelo levante la mano.
Fue
impresionante lo que hicimos: nos dijo que tocáramos la bola de
plasma y de repente la energía que había en ella se fue hacia donde
teníamos puestas las manos. Tras quitar las manos se quedaba la
silueta.
Nos dio unas
varas y nos dijo que tocáramos la bola de plasma y de repente se
iluminaron.
Sobre todo
les quiero dar las gracias a las profesoras que nos acompañaron y
que hicieron todo lo posible para que nosotros podamos ir a esta
ruta.
JUAN MIGUEL MOLINA GARCÍA, 1ºESO/B
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